viernes, 3 de febrero de 2012

Hace un par de semanas que empecé a escribir mi blog.  Estaba muy contenta porque al fin lo había conseguido y el título, teniendo en cuenta mi enfermedad, me parecía de lo más acertado. Pero estos días que no pude escribir me paré a pensar que la razón principal para vivir era precisamente yo, aunque suene egocéntrico. Está claro que todo lo que hago ayuda a mejorar o empeorar mi estado anímico y, por consiguiente, mi salud. Ahora supongo que entenderéis porque mi actitud es la que marca mi salud:
·       Si me dejo llevar por el dolor no salgo de casa. SOLUCIÓN: Tomar algún analgésico extra y dejar de lado el dolor, levantarme de cama, ducharme, vestirme, …, y estar lista para tomar un café.
·       Si me dejo llevar por la apatía no salgo de casa. SOLUCIÓN: al mal tiempo buena cara. Seguir la misma rutina anterior y estar lista para ir a tomar un café.
·       Si necesito alguna compra para casa tengo dos opciones: ir yo o mandar a alguien de la familia. SOLUCIÓN: llamar a ese familiar que me venga a buscar en el coche y me lleve al super y, por supuesto, tomar un café.

Podía seguir escribiendo más supuestos y la solución válida sería siempre la misma: prepararse para tomar un café. Pero el MOTIVO y la SOLUCIÓN principal es que mi hija esté en clase y no esté pensando en que su madre estará en cama y no podrá hacerle la comida. O que mi otra hija no se crea que estoy bien porque me nota la voz cansada, o no le contesto a los mensajes, …, y todo ello hace que no pueda centrarse en lo que hace.
Podía decir sin dudarlo que no es tomar el café una razón para vivir (aunque la verdad está muy bueno y se pase muy bien con los amigos y la familia), la segunda razón para vivir serían MIS HIJAS, sin dudarlo. Dos seres maravillosos que saben estar a la altura de las circunstancias, dos personas que consiguen que, a pesar de todo, yo sea capaz de disfrutar de la vida. No quiero hablar mucho de ellas porque son discretas con nuestras vidas, pero tenía que nombrarlas porque sin ellas seguramente yo no hubiera llegado hasta aquí.

2.- Mi segunda razón para vivir está claro: MIS HIJAS.